sábado, 18 de agosto de 2007

La Economía cubana es la más interpretada, pero la menos estudiada

Hace 35 años llegó Francisco Pérez Rosado a impartir clases en la Escuela del Partido en Cienfuegos. Hoy es candidato a doctor en Filosofía y una de las voces más autorizadas en el territorio y fuere de él para tratar temas de tanta actualidad e importancia como las relaciones económicas internacionales y la globalización.
Es también un estudioso de la obra de Carlos Rafael Rodríguez, destacado intelectual cienfueguero.
¿A qué responde tu interés por la Economía?
“En la carrera de Licenciatura en Filosofía, que hice en Bulgaria, tuve muy buenos profesores de Economía. Aunque no era la asignatura fundamental, nos impartieron muchas horas de Economía Política. Tuve esa oportunidad. Después, a inicios del período especial, por una necesidad de la Escuela del Partido, ante los cambios, la reestructuración y la apertura al capital extranjero, me orientaron que pasara a la cátedra de Economía. Y tuve la oportunidad de asistir a seminarios impartidos por José Luís Rodríguez días antes de ser nombrado Ministro, los cuales me motivaron mucho. En estos momentos soy profesor de Relaciones Internacionales, pero me inclino hacia las relaciones económicas”.
En el campo de la cultura general y el conocimiento, ¿qué papel le confieres al estudio de la Economía?
“Lo considero vital, pues la Economía es la base de la sociedad. Sin Economía no puede haber desarrollo social, cultural… Por lo tanto requiere que se estudie. Precisamente, la Economía cubana ha sido la más interpretada, pero la menos estudiada. Siempre recuerdo una intervención de Fidel en la que explicaba que el modelo económico nuestro está hecho a mano, o sea, que resulta difícil de comprender, porque se ha ido estructurando sobre la base de una serie de fenómenos adversos. Puede calificarse de atípica, en la medida en que está bloqueada. Explicar los temas que la conforman resulta fascinante, sin dejar por supuesto de considerar los errores, como el derroche y el idealismo predominantes en ocasiones… En los últimos tiempos me he inclinado más a estudiar la Economía internacional”.
¿Qué valor le confieres al proceso de unidad económica en los países del sur, entre los cuales está Cuba?
“A Chávez no le gusta la palabra integración, porque hasta la utilizan en los Estados Unidos cuando hablan del Tratado de Libre Comercio. La verdadera integración no sólo es económica, sino también social, cultural, deportiva… Si realmente América Latina no se dirige a una verdadera unión de las economías no podría resistir las pretensiones norteamericanas contenidas en el ALCA. Esa desregulación comercial tiende a llevar las economías del área al abismo, como le ha ocurrido a México, exportador antes de maíz y otros productos agrícolas y ahora importador. Se ha convertido en una gran zona franca donde la mayor parte del valor agregado no se origina en su territorio. Lo que se produce es un proceso de ensamblaje. Las principales riquezas se van hacia el norte. Por lo tanto, el futuro de América Latina está en la unidad, en el ALBA”.
¿Por qué te has inclinado a estudiar la obra de Carlos Rafael Rodríguez?
“Responde a varias razones. Una es que mi tutora, Mercedes Umpiere, miembro del Tribunal de Grado de Filofosía, encargado de otorgar la categoría de Doctor, a sugerencia de un especialista, me orientó realizar mi tesis sobre Carlos Rafael. Siempre tuve un gran interés por el estudio de su obra, la que comencé a conocer cuando yo estudiaba en Bulgaria. Me impresionó mucho una entrevista que le hizo Marta Hanecker y en ella pude aquilatar la profundidad de sus análisis. Después me leí los tres tomos de Letra con filo. Tiene una obra extraordinaria, un pensamiento amplísimo. También contacté con Olivia Miranda Francisco, una gran investigadora del Instituto de Filosofía en la vertiente del pensamiento cubano, quien tiene un libro titulado Carlos Rafael Rodríguez: tradición y universalidad. Ella se ofreció para ser mi consultante. He encontrado una numerosa cantidad de elementos muy importantes en el pensamiento de Carlos Rafael”.
Precisamente, ¿qué consideraciones te merecen esos preceptos políticos, económicos, sociales y culturales de Carlos Rafael Rodríguez en la Cuba actual?
“Tienen una vigencia total. No se puede hablar de él en pasado. Por ejemplo, desde el año 1948 y quizás antes, expuso una temática esencial. Hoy se habla de la globalización hegemónica en el campo de la cultura, una especie de colonialismo cultural que desarrolla los Estados Unidos a partir de su dominio de los principales medios de difusión masiva y que tiene como objetivo destruir las identidades nacionales, bloquear el acceso de los pueblos del llamado Tercer Mundo a la universalidad auténtica, a los valores verdaderos de la cultura universal, incluyendo la norteamericana, y dar nociones faltas en su lugar. Pues Carlos Rafael se adelantó y denunció el coloniaje cultural hace muchos años. Tuve la oportunidad de leerme más de 300 artículos escritos por él, y me queda otro tanto, porque existen unos 700. En uno de ellos, titulado Una buena iniciativa descaminada, expone cómo los gráficos cubanos exigían un espacio para hacer los muñequitos, porque los norteamericanos nos habían invadido con los de ellos. En el texto se solidariza con los reclamantes, pero advierte que debían tener mucho cuidado para no caer en lo mismo, para evitar, precisamente, el coloniaje cultural. En otros análisis refiere que la independencia económica debía ir aparejada de la cultural. En al Archivo de Historia he encontrado hasta un plan para desarrollar la Economía en condiciones de guerra, de cual él es uno de los autores”.
A la luz del tiempo, ¿cómo aprecias el tránsito de aquel profesor de sólo 16 años al actual Candidato a Doctor?
“Uno va madurando en todos los sentidos. Aquel joven cometió muchos errores en la docencia. Eso no quiere decir que hoy no los cometa, pero soy más cuidadoso. Di clases de Filosofía en el año 1973 en la Escuela del Partido y no era graduado universitario. Tuve que relacionarme con la literatura marxista, obras de Lenin, la ideología alemana, El Capital… Hoy me siento más hecho; me he superado, soy más selectivo en las lecturas…”.
¿Queda algún tema que quisieras estudiar y no los has hecho aún?
“Me seguirá motivando la obra de Carlos Rafael Rodríguez aún después de terminar la tesis. En sus textos sostiene que Martí era una torrentera de ideas, pero él también lo fue. Quiero seguir profundizando también en los temas de la Economía Internacional y estudiar el llamado Socialismo del siglo XXI y sus elementos de continuidad y de ruptura en relación con el Socialismo real”.

1 comentario:

yiriangarciadelatorre dijo...

Muy buenas reflexiones y un buen tema porque a veces las verdades del pensamiento de muchos hombres que nos acompañan no se descubre. Éxitoas en el doctorado. Gracias por esta nueva visión del pensamiento cubano.
Puedes conocerme a través de mis weblog
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