martes, 21 de agosto de 2007

Cambio climático: LA TIERRA GRITA


La realidad es alarmante: la Tierra demorará mil años en restañar los daños al medio ambiente provocados por la acción del hombre. Así lo definieron los especialistas que asistieron a un panel internacional sobre el tema, efectuado en París, y quienes hicieron una nueva alerta.
Mientras los más coherentes insisten en la importancia estratégica del asunto para la humanidad, el insensato presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, aseguró desde el comienzo de su mandato que no cumpliría el Protocolo de Kyoto, intento internacional para controlar los efectos nocivos de la acción humana sobre el medio ambiente, en el que se entrelazan aspectos ecológicos, económicos y de justicia global. A él no le interesa que la especie humana deje de existir. De hecho, ha ordenado su eliminación en países como Afganistán e Iraq, y amenaza a Irán y a otros. ¡Y eso que asegura hablar todos los días con Dios! En declaraciones posteriores al influyente diario The New York Times, afirmó: "Dejemos el debate sobre si los gases de efecto invernadero son causados por la humanidad o por causas naturales; vamos a enfocarnos solamente en las tecnologías que puedan resolver el problema". "Inteligente" definición del Zar. Por otro lado, el presidente norteamericano, George W. Bush, oculta que su país encabeza la lista de las cinco naciones mayores productoras de dióxido de carbono en el mundo, principal elemento de influencia en el cambio del clima. A eso se suma una muy malintencionada y manipulada campaña de desinformación sobre el tema, lo cual provoca que pocos lo tengan en el centro de sus preocupaciones. No resulta justo, por otra parte, culpar por igual a todas las naciones y sus pueblos, pues son precisamente las más poderosas e industrializadas las responsables principales de las emanaciones nocivas a la atmósfera, lo cual provoca el efecto invernadero y el cambio en el comportamiento del clima. Sin embargo, la Naturaleza se venga por igual de ricos y pobres, aunque las consecuencias siempre son peores en aquellos estados que disponen de menos recursos materiales y financieros para enfrentar las catástrofes, como ha sucedido recientemente en varios países asiáticos. Intensas lluvias, sequías prolongadas, aumento de la temperatura en el mar y la tierra, huracanes y tifones más frecuentes y destructivos..., así responde el clima ante la agresión a que ha estado sometido por emanaciones desmedidas, tala de bosques, desvío del curso de los ríos, explotación excesiva de los recursos naturales y otras muchas acciones que dañan a la Naturaleza. El problema es tan alarmante que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acaba de proponer la realización de una cumbre mundial para determinar con la mayor prontitud y exactitud posibles los pasos a ejecutar para detener las causas que provocan el cambio climático.Las noticias que difunden los diferentes medios internacionales cada vez asombran más. Una reciente indica, que debido al comportamiento del clima los pingüinos de la Antártida han sido empujados más al Sur, lo que influye en las características del medio donde habitan. Tradicionalmente en esa zona ha estado la especie denominada Adelia, y ahora se incorporan las Papua y Antártico. La causa fundamental es el retroceso del hielo en los límites del continente antártico, donde aumenta lentamente la temperatura y hacen más frágil el ecosistema y menos sólido las masas heladas.Nadie escapa de los cambios. ¿Qué será del futuro?

EL 34 ABANDONÓ CON LA MESA SERVIDA


DEAN acaba de protagonizar uno de los abandonos más deseados de la vida. A nadie le gusta que lo dejen “plantado” o se vayan sin dar explicación alguna. Pero en este caso la desidia es bienvenida, porque un huracán de esa intensidad es como un elefante en una cristalería, sencillamente.
Lamentamos, porque nos anima la solidaridad, lo que hizo a su paso por las pequeñas islas del Caribe y en la hermana nación azteca, con esa fuerza destructora de magnitudes increíbles. Los cubanos, y en particular los cienfuegueros, conocemos bien lo que hacen esas aguas y vientos embravecidos, en remolinos arrebatadores de todo lo humano y lo divino.
En el archipiélago “la mesa estaba servida” para recibirlo, porque si de algo podemos ufanarnos es del grado de preparación a todos los niveles que se logra con conducción de los órganos de dirección correspondiente y la participación activa de los pobladores, quienes ya tienen tantos conocimientos de los meteoros como de béisbol y medicina, que es mucho decir.
El huracán número 34 desde 1980 que circula por la zona caribeña se presentó con total fiereza. Por eso, desde el primer momento y con el tiempo suficiente comenzaron a materializarse los programas de medidas que posibilitan enfrentar el impacto destructor de forma tal que queden seguras las vidas humanas y en la medida de lo posible, los recursos materiales.
Con Dean en tierra cubana no quedaría desactiva la producción de pan, ni la atención médica, ni el abasto de agua, ni la generación eléctrica por vías alternativas (léase grupos electrógenos de emergencia)… Me atrevo a asegurar que ningún país del orbe, ni siquiera con el más alto desarrollo económico, puede garantizar tal grado de vitalidad en medio de una catástrofe. (Recuerden a Katrina en Nueva Orleáns). Es decir, que estábamos listos para recibirlo e impedirle que se llevara con él lo que no le pertenece, como hizo en otros sitios de la región.
Cienfuegos no pasó de la Fase Informativa, peto todo estaba previsto. Fui testigo de la preocupación para que no faltara la leche a los niños aunque múltiples poblados quedaran incomunicados por ríos y avalanchas, para que las embarazadas de lugares apartados estuvieran en sitio seguros, para que en los centros de evacuación estuviera todo lo necesario…, en fin, para que cuanto fuera posible, se hiciera antes de la posible entrada un tanto intempestiva de Dean.
Feliz abandono. Nos hizo como en el boxeo: ejecutamos el calentamiento y nos pusimos los guantes decididos a ganar, pero el contrario tiró la toalla antes de iniciarse el primer asalto.
Ahora estamos mejor preparados.