martes, 21 de abril de 2009

Cienfuegos es como un bolero

Por Ramón Barreras Ferrán

Cienfuegos se presenta enigmática, seductora. Es una joven con 190 años. Y encanta como la Dama Azul que sale en las noches, según la leyenda, a pasear por los laberintos del Castillo de Jagua.
Cienfuegos tiene también su caricia aborigen, como la bella India Guanaroca, que de tanto llorar porque Imao, su compañero, le robó por celos al pequeño hijo de la pareja, formó con sus lágrimas una gran laguna que hoy lleva su nombre cerca de la desembocadura del río Arimao.
Y pudiera muy bien ser llamada la ciudad de las cúpulas, pues decenas de ellas cierran las partes superiores de céntricas edificaciones, o la de los portales; los que paralelos a arterias y calles principales dan sombra a los transeúntes y tipifican el entorno.
Cienfuegos es la novia de muchos, como reconoce su conservador, el arquitecto Irán Millán, quien ha sido tan cautivado por ella, que la preserva con infinito amor, pero también la admira y la venera. “Es el pretexto –ha dicho- donde converge el afán de su gente por el mejoramiento humano”.
Entre los colores del arcoiris que la forman, el verde-azul prevalece por la cercana presencia del mar, o más bien, de la bahía de Jagua, surcada por camaroneros silueteados en noches de luna llena, escena que ha estimulado a poetas y autores musicales.
Cienfuegos es una ciudad muy limpia, porque ése es uno de los mayores orgullos de quienes saben cuidarla y de los hombres y mujeres que, como reyes midas de la escoba, convierten en pulcritud su paso por calles y avenidas en las frías madrugadas o en los mediodías soleados y calurosos.
Es cierto que París bien vale una misa; o quizás mil misas, como han asegurado muchas veces con certeza. Pues entonces, me aventuro a asegurar que la pequeña Perla del Sur, obsequio de la naturaleza y el hombre en el centro-sur de Cuba, bien vale, al menos, una oración por la beldad.
Cienfuegos, en fin, es como un “bolero”, como asegura el estribillo de una popular canción; es suave, dulce, melancólica e inspiradora siempre.

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