martes, 21 de agosto de 2007

EL 34 ABANDONÓ CON LA MESA SERVIDA


DEAN acaba de protagonizar uno de los abandonos más deseados de la vida. A nadie le gusta que lo dejen “plantado” o se vayan sin dar explicación alguna. Pero en este caso la desidia es bienvenida, porque un huracán de esa intensidad es como un elefante en una cristalería, sencillamente.
Lamentamos, porque nos anima la solidaridad, lo que hizo a su paso por las pequeñas islas del Caribe y en la hermana nación azteca, con esa fuerza destructora de magnitudes increíbles. Los cubanos, y en particular los cienfuegueros, conocemos bien lo que hacen esas aguas y vientos embravecidos, en remolinos arrebatadores de todo lo humano y lo divino.
En el archipiélago “la mesa estaba servida” para recibirlo, porque si de algo podemos ufanarnos es del grado de preparación a todos los niveles que se logra con conducción de los órganos de dirección correspondiente y la participación activa de los pobladores, quienes ya tienen tantos conocimientos de los meteoros como de béisbol y medicina, que es mucho decir.
El huracán número 34 desde 1980 que circula por la zona caribeña se presentó con total fiereza. Por eso, desde el primer momento y con el tiempo suficiente comenzaron a materializarse los programas de medidas que posibilitan enfrentar el impacto destructor de forma tal que queden seguras las vidas humanas y en la medida de lo posible, los recursos materiales.
Con Dean en tierra cubana no quedaría desactiva la producción de pan, ni la atención médica, ni el abasto de agua, ni la generación eléctrica por vías alternativas (léase grupos electrógenos de emergencia)… Me atrevo a asegurar que ningún país del orbe, ni siquiera con el más alto desarrollo económico, puede garantizar tal grado de vitalidad en medio de una catástrofe. (Recuerden a Katrina en Nueva Orleáns). Es decir, que estábamos listos para recibirlo e impedirle que se llevara con él lo que no le pertenece, como hizo en otros sitios de la región.
Cienfuegos no pasó de la Fase Informativa, peto todo estaba previsto. Fui testigo de la preocupación para que no faltara la leche a los niños aunque múltiples poblados quedaran incomunicados por ríos y avalanchas, para que las embarazadas de lugares apartados estuvieran en sitio seguros, para que en los centros de evacuación estuviera todo lo necesario…, en fin, para que cuanto fuera posible, se hiciera antes de la posible entrada un tanto intempestiva de Dean.
Feliz abandono. Nos hizo como en el boxeo: ejecutamos el calentamiento y nos pusimos los guantes decididos a ganar, pero el contrario tiró la toalla antes de iniciarse el primer asalto.
Ahora estamos mejor preparados.

No hay comentarios: